sábado, 9 de febrero de 2013

La dama de negro


En base a la magnífica novela de Susan Hill, la historia se desarrolla en un teatro de Londres, en el año 1940… pero se remonta al pasado y hacia Crytthin Grifford, a cientos de kilómetros de la ciudad…
Arthur Kipps, es un joven atormentado. Abogado de profesión, tiene una terrible historia que contar. Sólo así, logrará evitar que muchos caigan bajo la maldición de la dama de negro…





Está seguro que nadie le creerá. Entonces construye una estrategia para ser oído: contrata a un director de teatro, y hace que su historia se transforme en una obra de teatro… Así, los espectadores tendrán la oportunidad, de conocer la leyenda hasta el final… Luego, sacarán sus propias conclusiones.




Claro que Arthur no es actor… Por ello, es el Director el que propone un cambio de roles. Él pasará a ser Kipps, mientras que el abogado lo ayudará interpretando los múltiples personajes que lo rodearon en sus vivencias…






Soy Arthur Kipps, pero me he transformado en tantísimos personajes a los efectos de que se entienda cuál es mi historia. 








Todo comenzó cuando mi jefe, me ordenó ir a Crytthin Grifford. 
- ¿Conoce la propiedad Eel Marsh… la casa de Drablow?. 
– Bueno, algo he oído al respecto.
- Debe quedarse y ocuparse de todo. Ordenar las pertenencias de la Señora Drablow y cualquier tipo de documento que pudiese encontrar, recuperar todos los papeles privados, sean los que sean, donde sea que estén… y luego...
- ¿Y luego?
- Luego, pondrá la casa en venta. Nos pertenece




Nadie quería que Arthur se quedara en Crytthin Grifford. En el pueblo, está latente una leyenda. El arribo del abogado, ante la muerte de Alice Drablow, implica el inminente riesgo de la reaparición de la dama de negro…



Bill es el conserje del hotel de Chrittyn Grifford. Resalta los titulares del diario: “Una niña gitana casi es destrozada. Un extraño que merodeaba por el lugar, la rescató valientemente”



"–Es lo que escuché. 
–Usted, lo escuchó, señor Kipps? No debería haberse involucrado. Demasiados gitanos por ahí…”




El reverendo Greet, hace la última bendición sobre el inerte cuerpo de Alice Drablow: “… Tierra a la tierra, cenizas a las cenizas, polvo al polvo. Con la segura y cierta esperanza de la resurrección en la vida eterna es a través de nuestro Señor Jesucristo, que cambiará nuestro cuerpo de estado de bajeza hacia un estado de perfección, de acuerdo al maravilloso mecanismo donde EL es capaz de someter todas las cosas a SI mismo. Amén”




Keckwick, el extraño conductor del carruaje que lo lleva a la casa Eel Marsh, en pleno pantano, le dice: “…. Agudice el sentido de la percepción, Arthur.
Esté atento. Demasiadas vidas se han perdido ya…”






Sam Toovey, su nuevo amigo, se lo preguntó: 
¿Cree en fantasmas? 




–Nunca lo he hecho. 
-¿Por qué no? 




–Entonces es un escéptico. 
-¿Yo? Bueno, lo era hasta hoy. Ella… la dama de negro… era bastante real, sentí que pude haberme acercado y tocarla.



Al final, Arthur entiende por qué no debía estar en Chrittin Grifford. Llora desconsoladamente ante Sam, al darse cuenta:
- ¡No! ¡No! No! Dígame que no es cierto... que nada les pasará a ellos...

Su familia. Su vida. Todo ahora estaba alcanzado por la maldición...



“De alguna manera, siempre hay un niño que muere. Enfermedad o accidente. Sucede al poco tiempo. La dama de negro, es insaciable…”


Maravillosa historia de fantasmas, que permitió descubrir en mí, las múltiples facetas que exige un actor de carácter.


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